lunes, 14 de diciembre de 2009

Imágenes

Resurge la entraña del espejo. Entre la niebla tu voz se silencia y el cuchillo se florea de tenerte acurrucado. Gemís, ladrás. No hay más enemigo que tu propio fluir vomitado por los siglos descompuestos, y tu imagen se hace llaga, herida irremediable para el ser bello y luminoso...
¿Qué tiene de bueno el sol ahora, o los ojos de los otros, si sólo están para reflejarte? Tu misma respiración le permite a la mente seguir despreciándote; tu misma vida se induce a apagarse. Y apagarse, si es inducido por la vida, está esquivando a la muerte... La muerte de la que hablan las imágenes.

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